miércoles, 31 de marzo de 2010

LA GUERRA DE LA PROPAGANDA

En las elecciones presidenciales de 2006, calderón generó una campaña de odio (de contraste, le llamaron) para crear la percepción de que el peje constituía “un peligro para méxico”. Para perpetrar ese crimen, el panismo fascista contrató a propagandistas como el español Antonio solá y el gringo dick morris. Esa campaña de odio polarizó al país, dividió a los mexicanos y contribuyó a la crisis política actual.

La percepción de que ahora tanto se lamenta calderón le sirvió a sus oscuros propósitos en ese entonces para espantar a los pusilánimes que identificaron a López obrador con el anticristo.

Después, para legitimar su delincuencial ascenso, calderón creó la percepción de que el crimen organizado constituía el enemigo a vencer, aun cuando en su campaña ese motivo nunca fue su prioridad. En resumen, a través de manipular la percepción, primero contra amlo, después para inflar la inseguridad, el enano desató en la imagen y en la realidad, una tormenta que ahora lo está ahogando.

Se queja ahora calderón de que otros países son más violentos que México, y que en el país se distorsiona la realidad. Pero él contribuyó a esa distorsión al basar su legitimidad en el empleo indiscriminado de la fuerza y la violencia, acrecentando la figura del crimen organizado a niveles exagerados.

Para estos momentos, propagandistas del régimen como Aguilar camín, gómez leyva, et al, intentan ajustar a su auténtica dimensión el fenómeno de la violencia. Estudios interesantes como el del salinista fernando gonzález montalbo (“homicidios en México”) pasaron desapercibidos porque este autor pretendió utilizar su investigación para motivos políticos en apoyo al sistema; este análisis se lanzó en mal momento, cuando la alarma social por la violencia impediría aceptar acríticamente toda intención de atajar la percepción social, ya manipulada de origen por el régimen para tratar de obtener respaldo a la cretina estrategia calderonista de legitimarse con el uso indiscriminado de la violencia oficial.

De modo patético, los apologistas del régimen tratan de demostrar que los muertos no son tantos, que en otros lugares se asesina más. El análisis de casos concretos podría arrojar luz sobre un fenómeno tan complejo como la violencia homicida.

Véase el caso de la violencia homicida en marzo de 2010 en baja california. De acuerdo a un seguimiento periodístico sobre muertes por agresión, en el estado se cometieron 72 homicidios en marzo. Clasificados por causa probable, el 63% de esas muertes están ligadas al crimen organizado; 32% se deben a motivos personales, 3% a disputas en los niveles inferiores en la cadena de distribución de drogas, y un 2% se debieron a delincuencia común.

Una clasificación aproximada como la anterior tiene motivos académicos, de investigación escolar. Y sin embargo, cuando una autoridad como calderón desciende a ese nivel de detalle y justificación, entonces el debate sobre la percepción ya lo ha perdido el sistema. El que la autoridad se vea obligada a invocar ese tipo de justificaciones, números, cifras y estadísticas, constituye la prueba más palpable de la derrota propagandística del régimen en toda la línea. ¿dónde están solá y dick morris, ahora que el régimen tanta necesidad tiene de ellos?

RESISTENCIA SOCIAL
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